Son aquellas noches que el cielo esta nublado
y con él, las estrellas se han apagado.
El frío envuelve mi cuerpo sin previo aviso,
y me provoca una sensación recordando que esto vivo.
El silencio cobra todas su horas perdidas
y en un minuto se lleva todo lo de mi vida.
Pero lo más fuerte de esta noche eterna
es el deseo que tengo, ¡que ella venga!
Que despeje mi cielo y lo ilumine con su sonrisa,
que con sus brazos cubra mi cuerpo
y con el sonido de un beso me devuelva la vida,
que la soledad se me llevó.
Ahora el deseo se me hizo realidad,
y en esta noche eterna, podré dormir.
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