sábado, 5 de febrero de 2011

Un momento conmigo

Un triste sonido de tacón irrumpe mi silencio
y en ese momento irrumpo en otro mundo.


Ruidos de zapato sobre zapato,
risas falsas, historias sin sentido,
ideas sin fundamentos y otras sin dueño,
ideas calladas, nunca se escucharan
mientras otras son grandes ideas.


Niños felices, otros en llanto.
caras tímidas y los clásicos "bombetas".
Pasos rápidos y otros que el tiempo los detiene
aquellos que tienen mas historias
aquellos que ven salir el sol y agradecen el nuevo día.


Por todo lado se escuchan los murmullos,
gente hablando, música, carros...
Pero ahí esta uno, dentro de eso, pero fuera al mismo tiempo,
de nuevo otros tacones entran en mi cabeza y empeora el asunto.


Cada persona que busca algo,
cada sueño que se desea cumplir,
todas las palabras que quieren salir.


Las miradas perdidas son las mas vistas,
las palabras mudas son las mas escuchadas,
las caras felices son las mas despechadas.


Algunos que esperan algo inesperable,
otros dejan ir algo inesperablemente.
Alguien busca algo, cuando no se ha ni encontrado.


Pasos sin rumbo en la nada,
otros con su norte bien marcado.
Y otros con su destino atado,
a la nada.


La calle es otra realidad,
ahí se vive las historias sin comienzo,
ese comienzo que no se pudo oír,
y aquel final que queda a la vuelta de la esquina.


La calle es la vida de muchos.
Manos que saben a barro y otras a crema,
sudor ganado por esas manos.
Esos merecen la vida.


Ver un pequeño me hace pensar que hay vida,
ver a un anciano me hace pensar que hay vida,
no se que es la muerte, pero sé que hay vida.


Estamos en un juego, sin saber jugar,
estamos corriendo, sin tener carril,
estamos viviendo sin tener más vidas.

¿Cuando bajo el sol?
Otro triste tacón me despertó.
Viví un momento conmigo.
Algo sin nombre,
no se lo deseo a nadie,
pero todos lo hemos vivido.