miércoles, 6 de octubre de 2010

Ella (para Mariangel)

Jugó con tantos,
no sabía lo que era amar.
Andaba sin un norte.
Y como un pájaro sin jaula,
ella era libre y feliz de vivir.


Vivía sin preocupaciones, 
sin dolores.
Podía dormir una noche entera,
ella era una nena.
A nadie le hacia daño.


Una flor tan hermosa
que siempre saca espinas,
las clava y luego se olvida.
Oler su aroma, tocar un pétalo,
pero nunca abrirla.


No conocía las ataduras de la vida.
Ni tampoco las vueltas que esta da.
Ella se asusto de sentir lo que sintió
por aquel hombre que se la llevó
y dejó de ser un pájaro libre, 
y de ese hombre, se enamoró.


Pasaron los días,
se juntaron dos vidas.
Ella, ¿sabrá que todo en esta vida se paga?
Todo era con él.
Y él era para ella.


Se abrió la flor.
Pero el pájaro entro en una jaula.


Ella abrió los ojos, 
pero de ahí no quería salir.
Ella estaba segura, 
pero conoció las preocupaciones,
los dolores, y la fría noche
que le traía tantos pensamientos
y momentos de soledad
que solo con él los podía olvidar.


Podrá ser que el era un coleccionista
porque a esta flor enjaulada la dejó.
Y ahora no sabe que hacer,
no quiere ver,
porque sabe que donde mire, el va a estar ahí.
Su amor se fue.
Y la flor marchita poco a poco.


Pasa noches sola,
y en cada noche,
una pagina de su libro
es terminada por una lagrima.
Ella, ya sabe que todo en esta vida se paga.


¿Pero, ha hecho tanto daño para recibir esto?
Solo ella lo podrá saber.
¿Acaso hay que llorar tanto por el amor?
Solo el destino lo sabe.


Y la pregunta que se debería de hacer es
¿tengo que quedarme en esta jaula,
o salir, y volver a vivir?
Solo ella tiene la respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario